El antropólogo Elio Masferrer considera que la iglesia católica quiso «dar cátedra» de seguridad con el Compromiso por la Paz, pero la sociedad no le adjudica ese rol
Claudia Sheinbaum, presidenta electa, criticó que «el miedo suele ser el combustible que utiliza el autoritarismo en muchas partes del mundo en tiempos electorales», cuando firmó el Compromiso por la Paz impulsado por la Conferencia del Episcopado Mexicano como una alternativa para afrontar la inseguridad por la que pasa el país.
Con esa declaración, Sheinbaum aceptó escuchar la propuesta, pero difería del diagnóstico. Menos de tres meses después, la candidata de Morena ganó las elecciones presidenciales.
El Compromiso por la Paz fue elaborado por el Episcopado junto a organizaciones de la sociedad civil y académicos como una alternativa a la estrategia de “Abrazos y no balazos” del gobierno federal para que, al menos en parte, fuera adoptada por el ganador o ganadora de la elección presidencial del 2 de junio.
Elio Masferrer, doctor en Antropología y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel III, asegura que «la jerarquía católica se involucró en la campaña electoral, apoyando propuestas que no eran de la doctora Sheinbaum. La iglesia quiso jugar como neutral y como parte, esto le quitó autoridad moral ante el electorado«.
En palabras del investigador, la iglesia quiso ponerse a dar cátedra sobre seguridad pública, rol que la sociedad mexicana no le adjudica.
El problema es que quiso ponerse a dar cátedra sobre seguridad pública y la gente los ve más tratando de rehabilitar, o de apoyar a gente que tiene problemas con la sociedad.Elio Masferrer.
En la última Encuesta Nacional de Seguridad Urbana, la percepción de inseguridad bajó de 61 a 59.4 por ciento entre marzo y junio de este año, periodo de campañas electorales, lo que para el INEGI fue un cambio significativo.
Ante el papel que tomó la iglesia en las elecciones, Elios Masferrer aseguró que Sheinbaum cayó en el laicismo positivo, es decir, en un espacio muy ancho de colaboración entre el el Estado y la iglesia católica. Sin embargo, «esto choca con los sentimientos laicistas de un importante segmento de la población mexicana«, aseguró.
Desde 2020, AMLO y la Iglesia pactaron por la paz de México
Desde inicios de su administración, Andrés Manuel López Obrador se acercó al Episcopado Mexicano para tratar de pacificar el país, y en 2020 acordaron trabajar de la mano para traer la paz a México.
“Se busca establecer una colaboración, desde la Secretaría de Gobernación, en materia de cultura de paz y reconstrucción del tejido social con la Comisión del Episcopado Mexicano”, estableció el documento Propuesta de colaboración en construcción de paz con la Conferencia del Episcopado Mexicano.
La colaboración se entorpeció en 2022, cuando asesinaron a los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en la Sierra Tarahumara. Su crimen quedó impune debido a que también asesinaron a José Noriel Portillo, el actor intelectual. En ese momento, la Iglesia levantó la voz contra la estrategia de seguridad.
La estrategia de seguridad no está funcionando: Iglesia Católica
Javier Ávila, un padre jesuita que vive en la Sierra Tarahumara, bajo su experiencia, considera que «el proyecto de seguridad pública no está funcionando en beneficio del pueblo. No está funcionando. Es muy fácil hablar a raíz de informes que lleguen a Palacio de Gobierno, a estar viendo lo que está pasando y que está circulando en el ambiente».
En entrevista, al ser cuestionado sobre su opinión respecto a la firma de Claudia Sheinbaum al Compromiso por la Paz, reconoció que es «un compromiso sin precedentes en la historia del país y es un paso muy importante para construir un futuro de paz y de justicia».
Para el padre Javier, la Iglesia católica debe alcanzar la voz contra lo que considere incorrecto, a lo que está en contra del Evangelio.
A mí no me importa si es de derecha, de izquierda, de arriba o de abajo, que sea una persona de buena voluntad que se quiera sumar.Javier Ávila.
El padre Javier recalcó que su obligación es mantener la esperanza viva mediante diálogos por todo el país con académicos, sociedad civil, jóvenes y líderes, es decir, «gente con opción de vida, no con opción de sexenio» debido a que no hay opciones de sexenio cuando la cifra de muertos es «alarmante».